jueves, 20 de mayo de 2010

Reloj de arena

No entendía cómo ni porqué.
Sólo veía los granitos de arena caer y rodar sobre la montaña que se formaba.
Con cada uno una imagen, un momento, una vida.
Si afinaba un poco el oído escucharía la música del chocar de los pequeños cantos.
Una idea, que se le cruzó por la mente, lo estremeció. ¿ Podría ser qué...?
No. No podía ser.
Concentró toda su existencia en ese desprender de piedrecillas.
Por un instante apreció la disminución del volumen superior.
Se acabará en breve.
Cuando apenas faltaban unos pocos, relajó músculos y mente.
Con los ojos entreabiertos vio el último.
La caída resonó en su interior.
Mirando como se deslizaba por la cima sintió que no podía respirar.
Aquello que creyó, estaba ocurriendo.
Cuando el recorrido acabó y sobrevino la quietud,
finalmente,
renació.

1 comentario:

El Ángel... dijo...

"¿Hay que saber esperar para renacer? ¿Hasta el último granito de arena?"

Con cada segundo una vida.

Un abrazo, un gusto leerte.