
Llegaste sin anuncio previo.
Vigilante, presentí tu conquista.
Hundiendo tus ojos en mi alma
plantaste bandera
en tierra desierta de raso y satén.
Inocente, creí resistir a la pasión.
Muy pronto desvelé la mentira.
Mi cuerpo primo, se abandonó
al dulce gozo de placeres poco sabidos.
Descubierto, aventuré tu miel.
El idilio carnal desnudó la certeza
de encontrar la esencia de la savia.
Bebí de ella y el delirio enraizó en mí.
Inmerso en ti, fundido,
al abrigo de las brisas del tiempo,
moriré, abrasado por tu amor eterno,
ardiendo hasta la última de mis cenizas.
Vigilante, presentí tu conquista.
Hundiendo tus ojos en mi alma
plantaste bandera
en tierra desierta de raso y satén.
Inocente, creí resistir a la pasión.
Muy pronto desvelé la mentira.
Mi cuerpo primo, se abandonó
al dulce gozo de placeres poco sabidos.
Descubierto, aventuré tu miel.
El idilio carnal desnudó la certeza
de encontrar la esencia de la savia.
Bebí de ella y el delirio enraizó en mí.
Inmerso en ti, fundido,
al abrigo de las brisas del tiempo,
moriré, abrasado por tu amor eterno,
ardiendo hasta la última de mis cenizas.