
Si la soberbia de creernos mejor que cualquier otro que no
sea como nosotros, diera paso a la aceptación de la convivencia de distintos,
como iguales, creceríamos todos en sabiduría. Ya que apreciar y convivir con lo
que juzgamos diferente, nos da la oportunidad de enriquecer y complementar lo
que somos. Salvo que estemos ya en la perfección. Lo cual no es cierto, porque
si lo fuera, no nos afectaría que hubiera algo diferente a lo que creemos ser.